Desde pequeña, en mi casa he sentido lo que significa la mañana de Viernes Santo, pero esa mañana es la culminación de muchos días y de momentos, que yo particularmente, vivo con mucha ilusión.
Desde bebé mis padres ya me vestían de nazarena en el carrito, y con los años empecé a acompañar a mi padre a los ensayos del Lunes Santo. Conforme iba creciendo me empezó a picar el gusanillo de ver como las camareras vestian al Nazareno para el traslado. Y a día de hoy estoy deseando de que llegue ese día para ayudarlas.
Y como no, la tradicional pinchada de claveles en el Calvario, donde nada más entrar me llega el olor a claveles y empiezo a ver las caras de nervios y emoción de la mayoría de la cofradía que allí se encuentra.
Por fin, llegó el gran día. En el que no puedo evitar madrugar y despertar a mi familia. A las diez se reúne toda la cofradía en la casa de la hermana mayor, donde firmamos el libro y las mantillas y capiruchos acaban de prepararse.
Y mi momento favorito, el que para mí resume mi mañana de Viernes Santo, es cuando toda la cofradía subimos la calzada hacia el Calvario,escuchando los sones de cornetas y tambores.
Es ahí, cuando se me saltan las lágrimas de emoción porque llega el momento de ver a Nuestro Padre Jesús Nazareno por las calles de nuestro pueblo.
Marta Ruiz Perez - 14 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario