MI MAÑANA DE VIERNES SANTO (POR PAULA GARCÍA MORENO - 14 AÑOS)

 
Y llegó la mañana del viernes, una mañana distinta, llena de alegría y felicidad porque, por fin ha llegado el día. Un día en el que todos los hermanos nos reunimos con la misma fe, ganas y entusiasmo.

Como cada año, vamos a la casa de mi tita Mari Lourdes, que es la Hermana Mayor. Allí desayunamos, firmamos en el libro, nos preparamos, y en este momento, empieza mi estación de penitencia. Subiendo la calle, mi cabeza solo deja espacio a un único pensamiento: por ti, Nazareno, tu dulzura y encanto nos reúne aquí un año más.

Vamos subiendo y pienso en Ti, en mi familia que me acompaña: mi padre, que durante muchos años ha sido tus pies y que desde pequeña me ha inculcado esta tradición y fe hacia Ti; mi madre, que siempre está conmigo y a tu lado; mi madrina, de mantilla; mi padrino, de santero y mis primas, de monaguillas, lugar que yo ocupé durante mi infancia.

Al llegar al Calvario, con los nervios a flor de piel, nos reparten las cruces y nos colocan. Ahora sí es tu momento. Todos esperamos impacientes a que salgas, llegó el momento en el que, al mirarte, recordamos cuál es la razón por la que estamos aquí cada uno de nosotros.

Comienza nuestro recorrido; cada vez estamos más cansados, pero seguimos contigo recordando tu dolor y sufrimiento.

Podría decir que mi momento favorito de esta Estación de Penitencia es la entrada a la Iglesia, donde todos los domingos veo tu rostro, o también el Encuentro, tan único y especial. Incluso parece que cada año es más bonito que el anterior.

Subimos la calle, y cada vez estoy más triste porque queda menos para volver al Calvario, para volver a contar los días que quedan para el próximo Viernes Santo.

Poco a poco, esto se va acabando y ya solo me queda abrazar a mis seres queridos y despedir otro Viernes Santo con la misma ilusión de cada año. Ojalá sean muchos más los que pase a tu lado, Nazareno.


Paula García Moreno - 14 años




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