EL ORIGEN DE LA SAETA


Seguimos, como entendemos que no puede ser de otra manera, con nuestra intención de satisfacer a nuestros simpatizantes, dando respuestas a todas las preguntas, dudas y cuestiones que os van surgiendo y que desde nuestra Cofradía intentamos resolver.

Y recalcamos que "entendemos que no puede ser de otra manera" porque, efectivamente, somos conscientes de que una Cofradía con más de 250 años de historia no solamente debe empeñarse en contentar a sus Hermanos.
No debe quedar en el olvido que sin nuestro pueblo, sin Encinas Reales, ni nuestra Cofradía ni ninguna otra tendría sentido ni lugar. 
No es esta una Cofradía cerrada, todo lo contrario. Nos empeñamos día tras día en abrir nuestras puertas y llevar el nombre de nuestro Nazareno y de nuestro pueblo todo lo lejos que nos sea posible. Ese, y no otro, es nuestro mayor reconocimiento.

Decía Alexandre Herculano (gran escritor portugués) que "Debajo de los pies de cada generación que pasa en la Tierra, duermen las cenizas de muchas generaciones que la precedieron". Y así, de esta manera, nos sentimos lo suficientemente pequeños como para saber que cada uno de nosotros somos un simple segundo en la dilatada historia de nuestra Cofradía y de nuestro pueblo, pero a la vez, podemos y debemos ser partícipes de transmitir una tradición, un sentimiento y un amor a Encinas Reales que va más allá de un Titular o de un trono de Semana Santa.

Hoy os hablaremos del cante más popular de la Semana Santa: La SAETA.

Se trata de un cante corto, sin acompañamiento musical, que generalmente está compuesto de cuatro o cinco versos que hacen referencia a la vida y a la Pasión de Cristo.

La palabra "saeta" deriva del latín "sagitta", que significa "flecha", y así es como realmente parece el propio cante, como una flecha doliente y emocionada que el saetero lanza al corazón de los fieles mientras fija su mirada en la imagen a la que venera.

La saeta, considerada como uno de los cantes más difíciles de interpretar, tiene un origen incierto, aunque algunos estudiosos aseguran que su primera utilización proviene de los cantos litúrgicos de las Órdenes Franciscanas fundadas durante la Edad Media en el pueblo sevillano de Marchena.
Estas saetas primitivas buscaban el arrepentimiento, incitando a la devoción y a la penitencia.

Sin embargo, no fue hasta finales del siglo XIX cuando la saeta fue transformándose y adaptándose  a la voz típica del pueblo llano, hasta llegar a tener el marcado carácter flamenco que puede percibirse hoy en día.
Es por ello que la riqueza de variedad de la saeta reside en los diferentes palos flamencos, siendo las más comunes las saetas por seguiriyas, carceletas, tonás y martinetes.

En este proceso tuvieron mucho que decir las voces flamencas de la época, como Antonio Chacón, Manuel Centeno, Manuel Torre, Rafael Ramos "El Gloria", Pastora Pavón "la Niña de los Peines", Pepe Marchena o Manuel Vallejo, entre otros.

Durante los años sesenta y setenta la saeta vivió años de decadencia e incertidumbre, al desaparecer los saeteros históricos que transmitían de forma oral su arte y sus enseñanzas.
Sin embargo, volvió a resurgir de la mano de las grandes voces de la copla, que se atrevieron a incorporar a su repertorio saetas tanto tradicionales como de nueva composición.
Así, Rocío Jurado (no olvidemos que se dio a conocer ganando un concurso de saetas), Marifé de Triana, Juanita Reina y Rocío Dúrcal, junto a las voces más actuales de Pastora Soler, Diana Navarro, Erika Leiva, Joana Jiménez o Manuel Cuevas, por ejemplo, volvieron a encumbrar este cante y a devolverle el lugar que le correspondía.

En lo que respecta a nuestro pueblo, cabe decir que los balcones de Encinas Reales han tenido la fortuna de engalanarse para recibir a grandes saeteros locales que, de una u otra forma, han conseguido emocionarnos con sus coplas.

¿Quién no recuerda las calles abarrotadas al paso de alguna de nuestras procesiones, mientras se hacía el silencio para escuchar las saetas de Gracia Campos Barrera?
Desde mediados de los años 40 y cuando apenas cumplía 23 años, sus saetas comenzaron a sonar en Encinas Reales.
Mujer de bandera, que era capaz de atreverse también con la copla y el fandango, y que brindaba su voz a todos nuestros pasos por igual, hasta hace unos pocos años.
Sirvan estas humildes palabras como pequeño homenaje para agradecerle hoy, a sus 96 años de edad, su dedicación y cariño para engrandecer nuestra Semana Santa.   

Otra de las grandes voces femeninas que hizo las delicias de nuestros paisanos durante varios años ha sido Ana Ariza, que con sus giros flamencos era capaz de darle un toque personal a la saeta y de provocar escalofríos a los oyentes que aguardaban en la calle para oírla cantar. 

En cuanto a voces masculinas, no cabe duda de que Bernardo Barrera ha encumbrado como nadie este arte. 
Ha portado como santero a la práctica totalidad de los pasos procesionales de Encinas Reales, y a todos les ha cantado con emoción... pero siempre ha tenido a su Nazareno en lo más profundo de su corazón, hecho que enorgullece a esta Cofradía de la que fue Hermano Mayor y de la que sigue siendo parte activa de su Junta de Gobierno.

Los balcones de su abuela, "Anita la Pescaera", se convirtieron durante años en el centro de nuestras miradas mientras un joven Bernardo aguardaba paciente para cantar a todos los pasos de nuestro pueblo. Y aún hoy, cada Viernes Santo resuena fuerte su voz para que a su Nazareno no le falte una saeta. 
Además, no podemos olvidar que fue uno de los artífices de la recuperación de una tradición perdida, el Encuentro del Viernes Santo, al que desde los balcones del Centro y durante años puso voz y texto.
Seguramente nunca encontraremos la manera de devolverle a Bernardo todo lo que ha hecho por nuestra Semana Santa, ya que sin lugar a dudas, su figura ha resultado clave en la historia y el devenir de los días más grandes de Encinas Reales.

Este vídeo, del Viernes Santo de 2015, nos muestra una saeta de Bernardo cantada ante la sorpresa de todas las personas que presenciaban la procesión y que buscaban sin éxito el balcón desde el que se escuchaba la saeta. Ese año, como a partir de entonces ha sucedido en más ocasiones, Bernardo cantaba a su Nazareno desde debajo de su trono, siendo santero del mismo y a mitad de su Estación de Penitencia.



A modo de curiosidad, y como se puede ver en el vídeo, debemos hacer hincapié en que los santeros de Nuestro Padre Jesús Nazareno siempre han mostrado su máximo respeto a los saeteros, ya que sostienen el peso del trono sobre sus hombros, sin mecerlo ni apoyarlo sobre las horquetas, de principio a fin de la saeta. 

La presencia año tras año de Bernardo Barrera junto a la incorporación de nuevas voces como las de Fany Dos Santos o María Dolores Campos, que durante los últimos años también han prestado su arte a la Semana Santa de Encinas Reales, hace que la saeta tenga un gran futuro dentro de nuestro pueblo.

Que así sea durante muchos años!!






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