El 14 de septiembre se celebra
uno de los días más importantes del año para todo aquel que tenga algún tipo de
vinculación con Nuestro Padre Jesús Nazareno: la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
En este día, recordamos y
honramos la Cruz en la que murió nuestro Señor Jesucristo, respondiendo a su
llamada: " Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí
mismo, que tome su cruz y que me siga". (Mateo, 16, 24).
Símbolo de la victoria de Cristo,
la Cruz sigue siendo el icono universal de la fe cristiana y representa el
emblema universal de la fe.
La Cruz de Cristo, enseñaba el
Papa San Juan Pablo II, es la Cruz “en la que se muere para vivir; para
vivir en Dios y con Dios, para vivir en la verdad, en la libertad y en el amor,
para vivir eternamente”.
Por su parte, el Papa Francisco,
al concluir el Vía Crucis alrededor del Coliseo de Roma el Viernes Santo de 2013
(30 de marzo), nos dijo: “A veces nos parece que Dios no responde al mal y
se queda en silencio. En realidad, Dios ha hablado y respondido; y su respuesta
es la Cruz de Cristo. Una palabra que es amor, misericordia, perdón. La palabra
de la Cruz es la respuesta de los cristianos al mal que sigue actuando en
nosotros y alrededor nuestro. Los cristianos tienen que responder al mal con el
bien tomando sobre sí mismos la Cruz como Jesús.”
Pero, ¿de dónde viene esta fecha
de celebración? ¿Se trata de una fecha aleatoria?
Ya os adelantamos que no. Como
siempre, todo tiene su explicación y nos encanta transmitiros el por qué de las
cosas.
El origen de esta festividad tan
íntimamente ligada a los nazarenos, está vinculado a un acontecimiento
histórico de suma importancia: el hallazgo de la verdadera Cruz de Jesús por
Santa Elena, madre del Emperador Romano Constantino, en el año 320. Este evento
marcó un punto de inflexión en la historia del cristianismo y sentó las bases
para la celebración de la Exaltación de la Santa Cruz.
A comienzos del siglo IV, Santa
Elena emprendió una peregrinación a Jerusalén con la misión de identificar y conservar
los lugares sagrados relacionados con la vida de Cristo. Durante este viaje,
tomó una decisión trascendental: ordenar la demolición del Templo de Venus, una
estructura que se remontaba al siglo II y que, según la tradición, se erigía
directamente sobre la tumba de Jesucristo.
Durante las excavaciones en el
antiguo templo, los obreros hicieron un descubrimiento extraordinario: tres
cruces. Según se cuenta, la auténtica Cruz de Jesús fue identificada cuando, de
manera milagrosa, tocó a una mujer gravemente enferma, quien sanó
instantáneamente. Posteriormente, la Basílica del Santo Sepulcro fue erigida en
ese sagrado sitio por iniciativa de Constantino en el año 335. Este lugar se
convirtió en lugar de culto y peregrinación para cristianos de todo el mundo,
al albergar la tumba de Cristo y, además, la Cruz en la cual fue
crucificado.
La reliquia permanecería en la
ciudad hasta que, hacia el año 614 fue robada por los persas como trofeo de
batalla. Tras varios años de guerras, el emperador romano Heraclio la rescató y
así la Cruz pudo retornar a la Ciudad Santa el 14 de septiembre de 628.
El Emperador Heraclio y la Cruz. (Juan José Navarro. 1784) |
El emperador ordenó que la Cruz fuese llevada ese día en solemne procesión por las calles de la ciudad. El propio emperador acompañaría personalmente el cortejo, pero nada más comenzar se dio cuenta que sus lujosos vestidos y joyas le hacían imposible avanzar sobre el camino. Entonces, el Arzobispo de Jerusalén, Zacarías, le dijo: "Todo ese lujo de vestidos que lleva están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por estas calles".
El emperador, de inmediato se
despojó de su lujoso manto y su corona de oro y, descalzo, empezó a caminar,
más ligero, por las calles, acompañando la santa procesión.
Posteriormente, el madero santo
fue dividido en partes. Un fragmento fue enviado a Roma, otro a Constantinopla,
mientras que un tercero se quedó en Jerusalén. El trozo restante fue reducido a
astillas, las que serían distribuidas por distintas iglesias en todo el mundo.
A estas se les denominó las “reliquias de la Vera Crux” (verdadera
Cruz).
Desde entonces, cada 14
septiembre se celebra este acontecimiento, constituido como festividad
litúrgica.
La Exaltación de la Cruz en
Encinas Reales
La celebración de la Exaltación
de la Cruz siempre ha tenido un marcado carácter nazareno, transmitido durante
años en Encinas Reales y que tuvo su momento culmen durante el año 2.018, año
en el que se llevaron a cabo los actos conmemorativos del 250 aniversario
de la Erección Canónica de nuestra Cofradía, con D. Antonio Campos González
como Hermano Mayor.
La fecha elegida no fue
casualidad, ya que los actos principales de tan reseñable efeméride se
celebraban coincidiendo con la Exaltación de la Cruz. De esta forma, la
Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno (la más antigua de las que actualmente
existen en la localidad) rendía homenaje a Encinas Reales en una procesión
histórica, cargada de momentos emotivos, y con la Cruz nazarena como símbolo de
unión entre nuestros paisanos.
Tras ese año, la celebración de
la Exaltación de la Cruz ha estado siempre vinculada a nuestra Cofradía.
¿Sabías que San Antonio Abad (251-356) hacía la señal de la cruz cada vez que el demonio le atacaba con horribles visiones y tentaciones? La señal bastaba para que el demonio huyera y no consiguiera su propósito, por lo que a partir de entonces, los cristianos adoptaron la costumbre de santiguarse para pedir la protección de Dios ante la presencia del mal y los peligros que acechan.