TRADICIONES DE SEMANA SANTA FUERA DE ANDALUCÍA


A falta de dos meses para el Viernes Santo, en nuestra Cofradía ya se va sintiendo el gusanillo que hace que comencemos a contar los días que faltan para la mañana más grande del año.
Sin embargo, somos conscientes de que pensar que nuestra Estación de Penitencia es la verdadera y la única en nuestro país, solamente nos conduciría a un empobrecimiento cultural al que no estamos dispuestos a llegar. 

De todos vosotros es conocido el afán que desde hace ya más de 250 años hemos tenido para transmitir el legado no solo de nuestra Cofradía, sino de nuestra Semana Santa y nuestra forma de sentirla. Pero en este post, queremos además abriros una pequeña ventana para que podáis conocer cómo se vive la Semana Santa en otros lugares de España, fuera de los límites de Andalucía. 

Seguramente recibiremos mensajes de amigos de otras regiones que ampliarán los ejemplos que aquí os mostramos, ya que es imposible reflejarlos todos. 
Pero en cualquier caso, estamos seguros de que os sorprenderá la riqueza cultural que engloban estos días tan señalados en nuestro país, y las diferentes formas de vivirlos.

¡Comencemos!

LAS TURBAS (CUENCA)

Es el nombre popular con el que se conoce a la Procesión Camino del Calvario, que tiene lugar el Viernes Santo en la localidad manchega. Cuenta con más de 400 años de historia,  y con ella se pretende rememorar la burla de la que fue objeto Jesús cuando iba camino del monte Calvario para ser crucificado. 

Los integrantes de las turbas, que forman una muchedumbre realmente colosal, reciben popularmente el nombre de turbos y van vestidos con las túnicas propias de sus hermandades religiosas, portando además clarines y tambores, generalmente de fabricación casera.​ Los primeros, muy difíciles de hacer sonar, emiten un sonido desafinado que se denomina clariná, mientras que los segundos tienen un sonido ronco y nunca redoblan.



Las Turbas (Cuenca)

 EL ENTIERRO DE GENARÍN (LEÓN)

Se trata de una de las tradiciones paganas más famosa y curiosa de las que se celebran en Semana Santa. En ella, un cortejo fúnebre que sobrepasa con creces las 30.000 personas, recorre el casco antiguo leonés en la noche del Jueves Santo rindiendo homenaje a Genaro Blanco, "Genarín", uno de los personajes más populares de la ciudad y un gran amante de la buena vida y el orujo sin destilar. 

La tradición comenzó en 1930 cuando cuatro amigos del difunto Genarín decidieron recordar al compañero de fiestas en el primer aniversario de su muerte. 
Los pasos de tan singular procesión son cuatro: La Cuba (en el que van las ofrendas), la imagen de Genaro, la Muerte y la Moncha (prostituta que socorrió a Genaro tras el fatal accidente que desencadenó en su muerte); la procesión es también  acompañada por cuatro cabezudos, que representan a los «evangelistas» de Genarín.
No es de extrañar que a esta celebración también se le llame "la procesión de los borrachos".




Entierro de Genarín (León)

LA DANZA DE LA MUERTE (VERGES-GIRONA)

En Girona, la noche del Jueves Santo es sinónimo de la celebración de la muerte. 
En esta noche, cinco esqueletos saltan al sonido de un tambor, colocados en forma de cruz y con un séquito de cuatro personajes más, los cuales, con antorchas, iluminan el cuadro y aportan el aire tétrico que da sentido.
El cuerpo principal de la Danza de la Muerte (“dansa de la mort”) está formado por dos adultos (la Guadaña y la Bandera) y tres niños (dos Platillos, que llevan un plato con ceniza, y el Reloj, que señala un reloj sin brocas).
La Muerte nos avisa que no perdona nadie (con la bandera), nos cobra la vida (con la guadaña) y nos recuerda que a cualquier hora (reloj sin brocas) acabaremos convirtiéndonos en ceniza (platillos).
Esta danza era muy típica en toda Europa occidental, pero Verges es el único lugar del mundo en el que, hoy, se mantiene tal y como se celebraba en la época medieval. El origen de esta curiosa tradición de Semana Santa parece asociado históricamente a las epidemias de peste negra de la Edad Media.

Danza de la Muerte (Vergés)

LOS TAMBORES DE CALANDA (TERUEL) Y DE HELLÍN (ALBACETE)

En las comarcas del Bajo Aragón hay nueve localidades turolenses que celebran la Semana Santa con el sonido de tambores, que nunca se detienen y que hacen alusión al estruendo que se escuchó en la Tierra tras la muerte de Jesucristo.
Esta tradición se conmemora desde la Edad Media, y tiene especial auge en Calanda, municipio conocido internacionalmente por "La rompida de la hora". 

A las doce de la mañana del Viernes Santo, los tambores y bombos comienzan a sonar a cargo de los "putuntunes" (guardia romana), representados por los jóvenes que en ese año cumplen los 18 años y por otros voluntarios.
La Semana Santa del Bajo Aragón es una celebración religiosa y de folclore declarada de Interés Turístico Nacional e Internacional, formando parte de la denominada Ruta del Tambor y el Bombo del Bajo Aragón Turolense.

En la Tamborada de Hellín (Albacete), más de 20.000 personas redoblan sus tambores por las calles de la ciudad, ataviados con túnica negra y pañuelo rojo o negro al cuello. 
La primera tamborada tiene lugar el Viernes de Dolores, día elegido antiguamente para templar los tambores cuando éstos estaban fabricados con piel de cabrito. Sin embargo, no es hasta el Miércoles Santo cuando tiene lugar la primera tamborada oficial y una de las más multitudinarias, que comienza a las tres de la tarde y finaliza con la recogida de la Procesión de la Oración del Huerto.

El jueves comienza a medianoche, al terminar la Procesión del Silencio, hasta la tarde del Viernes Santo, después de la bajada al Calvario.
La mañana del Domingo de Resurrección ofrece en Hellín y Agramón (pedanía de Hellín) unos momentos de intensa emoción: el silencio absoluto de miles de tamborileros en los instantes previos al “Encuentro” para, una vez abierta la piña que libera decenas de palomas, atronar al unísono con renovado brío. El término de esta procesión marca el final de los actos de la Semana de Pasión, desfiles procesionales y tamboradas.
La UNESCO ha declarado las tamboradas de Hellín Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.


Rompida de la Hora (Calanda-Teruel)




Tamborada de Hellín (Albacete)


EL VOLATÍN DE TUDELA (NAVARRA)

Se trata de una tradición tudelana, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, cuyo origen se remonta al siglo XIV. 
El acto tiene lugar a las 10 de la mañana del Sábado Santo en la Plaza de los Fueros de Tudela, y simboliza la agónica muerte del traidor Judas Iscariote que entregó a Jesucristo a sus enemigos por unas pocas monedas. 


Un muñeco o pelele de madera con los miembros articulados, aparece en el balcón vestido burlescamente y con un petardo en la boca en forma de puro. Al prender la mecha del petardo, el muñeco comienza a realizar movimientos frenéticos y a dar vueltas de manera imparable hasta que su traje y zapatos caen en jirones entre los asistentes. 
Los más pequeños se disputan los restos del ropaje, así como los caramelos, balones y otros juguetes que lanza la Orden del Volatín desde el balcón.



Volatín de Tudela (Navarra)

EL SANTO ENTIERRO DE BERCIANOS DE ALISTE (ZAMORA)

La original forma con la que Bercianos de Aliste celebra la Semana Santa desde hace más de cinco siglos, ha trascendido más allá de la frontera comarcal y provincial, convirtiéndose en los últimos años en un importante foco de atracción turística y llegando a convertirse en Bien de Interés Cultural Inmaterial

En este caso, los penitentes del Vía Crucis de Bercianos de Aliste desfilan con la mortaja con la que serán enterrados el día de su muerte. Es costumbre que las mujeres de Bercianos de Aliste, antes de contraer matrimonio, y durante el primer año de noviazgo confeccionen la blanca mortaja a sus futuros esposos pertenecientes a la cofradía. Esta prenda mortuoria formará parte del ajuar el día de contraer matrimonio.

Esta curiosa tradición zamorana, al igual que la de Verges en Girona, parece remontarse a las epidemias de peste de la Edad Media.


Santo Entierro de Bercianos de Aliste (Zamora)

TRENCÀ DELS PEROLS (VALENCIA)

Los Sábados de Gloria a las doce de la noche, se celebra en Valencia la tradicional “trencà dels perols”. A las 12 de la noche, cuando las campanas anuncian la Resurrección, los vecinos de los barrios marítimos tiran pucheros de barro o vajillas  viejas desde las ventanas y balcones. Este hecho de la Semana Santa Marinera representa la salida de lo viejo y la llegada de lo nuevo.
Además, el domingo y lunes de Pascua son fiestas que en Valencia tienen un carácter popular y campestre. Las familias y amigos se van al antiguo cauce del río, convertido en jardín, o a la playa, a comer longanizas de pascua y monas, mientras se vuelan las cometas o “cachirulos”.





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